Cuando cae la noche, en la oscuridad, no puedo hacer más que buscar tu boca, que me alivia de todo dolor. · Una boca y un corazón aprendiendo a escribir.
viernes, 29 de junio de 2007
Princesa...
...así solía llamarte, incluso recuerdo la primera vez que te lo dije, empezaste a reir, sonrojada, con tus manos entre las mías... Ese día estabas fantástica, ya no recuerdo si fue después cuando cambiaste o si ya eras así y para la ocasión te pusiste un disfraz. Ahora veo claro que no era la primera vez que te lo llamaban... Recuerdo también que desde aquél momento empezamos a ir de la mano por la calle, pero no estoy muy seguro de si era yo quién te cogía de la mano o tú que me llevabas... Altiva, siempre bien recta por la calle, igual que en casa y en la cama, aparentando estar muy segura de tí misma, sintiéndote superior mientras pisabas a los demás. Sí, esa eras tú, eras y sigues siendo, y por la calle sigues igual, sólo que esta vez te acompaña otro, porque aprendí a alejarme de tí, al fin este perro aprendió a ladrar la palabra basta...
...Ahora es demasiado tarde, princesa, búscate otro perro que te ladre, princesa...
Porque al final conseguí sacar fuerzas de ahí dónde no quedaban después de que las chuparas todas, cuando conseguiste dejarme sin risas, cuando me movía a golpe de órdenes, cuando solo tú deseabas y yo obedecía... Cuando me tratabas con todo tu desprecio y yo seguía babeando por tí, detrás de tí como un perro faldero, y creyendo que sería así para siempre. Idiota, esa era la palabra, pero logré salir. Y ahora me acuerdo de tí, te imagino... cuando eras mi princesa.
...¿Cómo no imaginarte, cómo no recordarte hace apenas dos años? Cuando eras la princesa de la boca de fresa, cuando tenías aún esa forma de hacerme daño...
No hay persona más triste que la que humilla y desprecia a quien la quiere incondicionalmente... bueno, si la hay, la que además de humillar y despreciar se reconforta mirando desde el ático de su egocentrismo.
Y que absurdo y que ciego es el ser humano cuando está enamorado... y que preciosa ceguera a veces, y que seres absurdos tan maravillosos...
Soy y no soy, siempre he tenido la cabeza llena de pensamientos y de contradicciones que ni yo logro entender, y aunque la vida es compleja por fin he conseguido sonreirle: ahora soy yo el dueño mí mismo, de lo que hago, de lo que pienso, de lo que digo y de lo que escribo.
1 comentario:
No hay persona más triste que la que humilla y desprecia a quien la quiere incondicionalmente... bueno, si la hay, la que además de humillar y despreciar se reconforta mirando desde el ático de su egocentrismo.
Y que absurdo y que ciego es el ser humano cuando está enamorado... y que preciosa ceguera a veces, y que seres absurdos tan maravillosos...
Un beso
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