domingo, 10 de junio de 2007

Que te vaya de muerte...

Se cumplen hoy seis meses de la muerte de un asesino que marchó sin pagar ni una mínima parte del dolor que causó. Desde 1973 hasta el año 1990 impuso una feroz dictadura en Chile, y aunque muchos le admiraban, otros muchos sufrieron bajo su poder, por lo que su muerte causó una gran división en el país. Chilenos y no chilenos celebraron su muerte pero hubo también quién le lloró.

Soy uno de los que habría deseado que pagara por todo el mal que creó, pero como la mayoría de veces, este hijo puta también salió indemne, pagando sólo con su muerte.

Cómo todos estaréis enterados de la noticia y yo tampoco es que sepa mucho del tema, sólo comentar lo anterior y dejaros un soneto que escribió Sabina para Interviú en ese momento.

Un criminal menos

A dormir van los Augustos
el sueño de los injustos
en el infierno del Dante.

Salvador Allende queda
saliendo de la Moneda
con los dos pies por delante.

Ay, pobre doña Lucía,
el domingo que cumplía
ochenta y cuatro, enviudó.

Qué obscenidad, generales
de gala en los funerales,
la puta que los parió.

Iceberg de la memoria,
Neruda, Carmelo Soria,
tú, Letelier, Víctor Jara.

¿A tal verdugo, clemencia?
Lo que dicta mi conciencia
es escupirle en la cara.

Garzón tuvo dos garzones
cuando con nulas opciones
ordenó busca y captura

de luxe pero un calvario
pasó el felón victimario
con su máster en tortura.

Pinochetín, de buen nieto
se pasó, con un panfleto
que ultramilicó su furia.

Por suerte el de Prats, carajo,
redimió, con un gargajo,
tanta muerte, tanta injuria.

Los momios lloran de pena,
los rotos rompen la escena
huérfanos de tanto hermano.

Arde la capilla ardiente
donde, de cuerpo presente,
sigue jodiendo el tirano.


Ojalá todos los allí presentes se hubiesen sentido nietos de Prats...

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