España va bien, nos decía Don Bigote, y se quedaba más ancho que alto, con esa sonrisa postiza y esa cara de estúpido se nos metía el muy cabrón en el bolsillo, y no es que le creyéramos, no, pero la frase se hizo tan habitual que se nos hizo simpática, todo el mundo bromeaba con esa frase, anuncios la utilizaban como reclamo, gente que lo decía y luego se reía como el repulsivo. ¿Y a qué viene todo esto? Pues que España ha mejorado un poco esa situación, pero incluso así vamos como el culo y en el culo de todo, salvo de lo malo, porque consumiendo coca somos los primeros... ¡Ja! ¿Qué se han creido estos? Si nos da la gana somos los primeros en algo, hostias. Drogas, porque yo lo valgo, hombre ya.
Ayer salía en un periódico gratuito, no está la economía para pagar lo que puedes leer en internet, que en cuestiones tecnológicas también vamos mal. ¿Pero de qué se extrañan? En este país de mierda el dinero mueve las máquinas y recalifica las tierras para robárselas a los pobres y dárselas a los ricos, como en Robin Hood. Ah, no, que eso era al revés, qué canalla el tipo, ¿verdad? Simpático él. Limpieza es lo que hace falta, empezar de nuevo, ojalá se nos lleve el viento, y el tiempo, para poder empezar otra vez y cometer de nuevo los mismos errores, porque somos así, envidiosos y ambiciosos por naturaleza, cómo el perro del hortelano, pero no somos felices sin cagarla, no nos fijamos en las cosas y luego pasa lo que pasa. Y encima nos vamos a quejar. Malditos humanos. La juventud no sabe de política, los políticos juegan a ser niños, o lo son, ¿por qué no sabe la juventud de política? Porque el país está tan mal que pa' qué, no hay político ni diluvio que pueda cambiar la situación. Pero además de que la juventud está perdida y no se preocupa por nada, cada vez hay más gente joven luchando por un mundo mejor, por un país mejor y por los derechos de las personas (yo es que no lo entiendo, o no nos interesamos o somos los más activos, pero en algún lado se equivocan). Y luchan más que los mayores, que se cuelan en el súper y encima eres tú el malo si les echas mala cara, o tienes que decir gracias al levantarte en el metro para que se siente él, porque su mirada indica el odio que siente hacia tí, ¡y eso que no me conoce! ¡Válgame dios! Y con tanto dios y tanta hostia aquí estamos, perdidos, porque nos ha hecho lo que a su hijo, que le maten si por ello voy a ser un ciudadano ejemplar. Manda huevos. Eso nos pasa por confiar, porque vamos de listos y encima somos más cortos que el escote y las faldas de algunas (y algunos).
Además, a todo esto añadimos que se nos suben a la chepa y andamos con miedo de un atentado, desde que se rompió la tregua vivimos con el corazón en un puño porque cada día nos llega información sobre un posible atentado en tal sitio, o en tal otro, y sí, nos bombardean, con demasiada información. No lo digas, coño, y si es una manera de despistar a los terroristas (sí, encima se creen más listos que unos hijos de puta que no tienen más que hacer que no sea matar gente por ideales... que se hablen más los labios), chapeau, nos has metido el miedo en el cuerpo y vivimos con estrés, porque encima no hay tiempo que perder. Corramos, pisemos el pedal a fondo, nos podemos matar, pero bah, da igual, si no nos matamos llegaremos antes y todo eso que nos hemos ahorrado, ¿no? A todo esto sumamos el problema de la Renfe en Cataluña y ya la acabamos de liar. Nos contentamos con las cuatro miguitas que prometen una cena copiosa y pesada, pero no llega ni esta ni cualquier otra cena de dieta extrema... Nada, pero nos conformamos porque tienen la intención, o eso dicen. Qué felicidad, recoño.
Ah, y por cierto, enhorabuena a los que han sido y van a ser papás y mamás a partir de ahora, tenéis 2500€ para que os conforméis y no levantéis la voz pidiendo más ayudas... Como a los perros, un hueso y hasta que se acabe. Tres meses de vida les doy a esos 2500€, cómo mucho, porque entre pañales y ropita se te quemará el plástico de la tarjeta en menos de lo que canta un gallo.
Última pregunta, ¿siguen existiendo los gallos? Hace meses que no escucho ni uno...
